Grabación del webinar llevado a cabo en diciembre del año 2020 con Glasswing Internacional y facilitado por Maritza Trejo (El Salvador), Pamela Girón (Guatemala) y Wendy Zapata (Honduras).
La llegada del COVID-19 significó el cierre abrupto de casi todas las escuelas del mundo, afectando a toda la comunidad educativa. Según datos de UNICEF (2020)1, alrededor de 1.9 billones de estudiantes fueron afectados por el cierre, lo que representa más del 91% de todos los estudiantes en el mundo. El impacto de este cierre ha sido muy significativo. El cierre de las escuelas también afectó a los docentes a nivel laboral y personal. La adaptación a una modalidad virtual, para la cual no todos estábamos preparados, exigió más tiempo, mayor esfuerzo y tiempo dedicado para formación, e incluso más recursos económicos para poder asegurar una buena conexión a internet y/o un aparato para conectarnos. Sumado a esto, debido a las restricciones de movilidad y distanciamiento social, y todos los efectos que estas implican a nivel social y económico, la epidemia también ha tenido un impacto en nuestra salud mental. Por lo anterior, es importante que todo plan de retorno a los centros educativos contemple estrategias y herramientas que permitan a los docentes y estudiantes afrontar sus necesidades socioemocionales.